Estabas mirando al mar
en la tarde soleada,
encima de una gran peña
con mirada apasionada.
Tus ojos estaban fijos,
en el inmenso horizontes
que bondaban mar y cielo
como belleza imponente.
Leí en tus ojos mil cosas
que antes sabia yo,
palabras de enamorada,
frases que decían amor.
Qué ternura en tu mirada
qué gracia emana de ti,
eres la flor prodigiosa
de fresca hierba fértil.
Echaste tu mano al aire
para llevarla a tu frente,
y tus labios sonrieron,
a la vez, con fe viviente.
Quiero pensar que es verdad
este amor que me imagino,
porque así, hasta que vuelva,
se hará mas corto el camino.
Imaginar desde lejor
es para mí una ilusión,
es soñar que estoy contigo,
dentro de tu corazón.
Ay de mi,
que nací para querer
y queriendo voy naciendo.