martes, 29 de diciembre de 2009

A MIGUEL PALAO




¡Oh Miguel! Cuando miro los colores de tu vida,
cuando me adentro en el mensaje de tus trazos,
cargados de inquietud y de esperanza,
mi corazón barre la duda.

¡Oh Miguel! Aquella vez cuando soñé que tu vivias,
cuando quise retenerte antes que la luz
rodeara la cintura de mis ojos,
desde entonces, desde siempre Miguel, tú sigues vivo.

Quiero contarte Miguel que aquí en esta colina
aún hay campos desnudos
y que algunas hojas
se siguen secando en primavera.

Quiero contarte que aún hay lobos que cantan,
y espigas preñadas de miseria.
Quiero contarte Miguel que hay manos frías
que aprietan corazones confiados.
También hay yermo, mucho yermo,
aquí en esta colina.
Miguel no llores, como yo estoy llorando.
Tengamos esperanza.

Porque aún está la fuente que pintastes junto al olmo
chorreando mil colores
y regando ese desierto en el camino
que tus manos, Miguel, siguen pintando.